26 dic 2012

Finales sin puntos.

Abrazamos la locura como en los mejores reencuentros, nos tragamos las lágrimas como en las peores despedidas. ¿Y adónde van? ¿Adónde van esas lágrimas retenidas contra su voluntad? Quisiera regar tu sonrisa con ellas, que me vieras los ojos hinchados, las pupilas dilatadas, la droga en mis pulmones y en tus labios; pero hoy me he puesto mi máscara de poca dignidad, me he maquillado con orgullo. No sé si me favorece. Si quieres ver mi debilidad, mírate al espejo.

Y punto.

Espero que sepas leer todas las palabras que no te escribo. Espero que leas entre líneas, entre párrafos, entre libros, entre mis piernas que tiemblan al verte. Que adónde van esas lágrimas que me trago. Al mismo sitio que las cosas que no te digo. Hoy me he cosido la boca y el corazón. No sé si me favorece. Pero si quieres saber cuál es mi sabor favorito, muérdete el labio.

Y final.

Llenamos ceniceros y vaciamos copas. Atamos cabos y nos atamos las muñecas. Al cabecero. A tu maldita sonrisa que es peor que el crack. Que el chocolate caliente un día de lluvia, que un día de lluvia sin más. Nos fumamos la vida, esa vida hecha de momentos incómodos. Pero qué cómoda estoy a tu lado. Hoy quiero que tu piel se confunda con la mía, que no se distinga el final, que pises los límites. Que le des patadas a los putos límites. Que estés dentro de mí...Pero no sé si me favoreces. No sé si escueces. Si quieres saber cuál es mi punto y final, dámelo tú, porque yo no me voy a despertar. He asesinado al despertador de mi conciencia. A los límites.

Y punto sin final, y final de puntos. Suspensivos.


24 dic 2012

Al capricho pecho.

Cierra los ojos con fuerza, arrugando la nariz y apretando los dientes hasta hacerse daño. Pero eso no impide que su mente desobedezca y comience a divagar, ametrallándola con recuerdos de su pelo, de su olor, de su sonrisa, de sus ojos oscuros y profundos, del roce de su dedo índice acariciando su labio inferior. Basta, basta, basta. Ahogando un grito, aprieta la almohada contra su pecho, clavando en esa nube blanca sus uñas rojo carmesí, como cuando las clavaba en su espalda...BASTA.

Se incorpora en la cama soltando un bufido, y estira el brazo hasta alcanzar el vaso de agua que reposa paciente en la mesilla de noche, ageno a todo ese tornado interior que amenaza con hacerla explotar. La bebe de un trago. Le arde la garganta. En un acto desesperado, lanza el vaso vacío contra la pared y observa cómo se rompe en mil pedazos que caen desordenadamente por todo el suelo de su dormitorio. Le arde el corazón. Le arde el orgullo de tanto darlo de sí. Mierda, le arde la mano de luchar contra las ganas de contestar a sus llamadas y solo quiere quemar sus fotos y que arda todo.

Como un águila que se siente gorrión, como un cisne que se convierte en patito feo, como un ángel al que le cortan las alas de un beso, como un cuento sin perdices y ni siquiera final, ni siquiera principio, se acurruca rodeándose las piernas con los brazos, haciéndose cada vez más y más pequeña, hasta que su valor se ve reducido a una mota de polvo, a un vago recuerdo de lo que presumía de ser. Muy bien, esto es tan solo un juego. No hay que darle más vueltas. Un juego, un juego, un juego. Pero...¿quién ha ganado? ¿Y cuál es el premio?

¿Cuál es el castigo?

15 dic 2012

La ciudad recuerda.

Los árboles están desnudos a pesar del frío invernal que abraza la ciudad. La luna traza sombras espectrales sobre las aceras, los edificios que arañan el cielo con sus antenas, los puentes que no van a ninguna parte, las callejuelas grisáceas y de paredes frías, como las gélidas sonrisas de los viandantes que las recorren; sobre las alfombras de hojas secas que tapizan los parques, sobre los coches dormidos que aguardan pacientes el amanecer, el despertar de los lunes, la vuelta a la rutina, el mal humor de sus dueños, que gritan improperios mirando con rabia desde esos ojos enmarcados en ojeras, que se visten con trajes de orgullo, olvidando que no deberían olvidar. Quién diría que tantos besos y caricias se esconden en la parte de atrás. Quién imaginaría esas noches de cristales empañados y fusión de piel, si lo único que queda de ellas son llamadas que nunca se harán.

Los árboles están desnudos como tú esta noche, cuando ella te abrace con frío invernal. Mientras, yo me refugiaré en las sombras espectrales que traza la luna sobre mis párpados, en los recuerdos de caricias que arañan mi espalda, los puentes que nos unían, las callejuelas grisáceas y de paredes frías, en las que escribíamos nuestros nombres. Me refugiaré en las alfombras de hojas secas sobre las que jugábamos a saltar, en los coches dormidos que esperan como yo un amanecer, en los cristales que un día estuvieron empañados. Me refugiaré entre los brazos de Soledad, que me estrecha con fuerza, que me recuerda que me dejaste marchar.



7 dic 2012

Es jueves y ya no llueve.

Es jueves y ya no llueve, aunque en sus ojos sigue diluviando. El sol araña sus pómulos, tiñéndolos de rojo, pero en su alma la niebla aún no se ha disipado. Se mira en el espejo y siente ganas de romperlo. ¿Quién es esa? Esa chica de pupilas dilatadas y media sonrisa mal fingida. Quién es esa que se muerde las uñas, que se muerde los labios, que se muerde las ganas y se muere de ganas. Quién es esa chica hecha a base de sueños rotos, de tentaciones ignoradas, de orgullo mal tragado. Quién es esa que vive sin vivir. Ella no era así. No es así.

¿Cuándo ocurrió? ¿Cuándo empezó a creer que los sueños no se cumplen? ¿Cuándo empezó a utilizar la palabra "imposible"? Y ahora, deshojando margaritas por miedo a que digan que sí, apartando la vista por miedo a que sus miradas se encuentren, tapándose los oídos por miedo a descubrir calidez en su voz, ignorando a su corazón por miedo a sentir; ahora sueña con hacer que el miedo tenga miedo, con recoger la toalla que un día tiró, con pegarle una paliza al karma, con el día en el que sus sueños sean menos dulces que la realidad, en el que pensar en utopías sea una utopía. Con él.

Es jueves y ya no llueve. Ya no hay niebla en Madrid. Es jueves y el reflejo de sus ojos húmedos en el espejo, la neblina de su alma, las cicatrices en sus labios por morderse las ganas, los gritos de las mariposas que agonizan en su estómago, envenenadas por la acidez de las palabras no dichas, le recuerdan que un día más seguirá siendo otra persona, una copia mal hecha, encerrada en esa cárcel con barrotes de orgullo y suelos cubiertos con alfombras de noches de insomnio.

Uñas mordidas, pómulos rojizos y sonrisa ensayada, se dispone a salir de casa, cuando sus ojos se encuentran con el reloj de arena que se esconde tímidamente entre su colección de libros de Agatha Christie. De puntillas, estira el brazo hasta que sus dedos coronados por uñas mordidas consiguen atraparlo. Lo mira con un brillo extraño en los ojos, brillo que sus pupilas dilatas no pueden eclipsar. Lo mira con media sonrisa, media sonrisa que no necesita fingir. Le da la vuelta sin vacilar, lo deja en su sitio y sale de casa dando un portazo. La cuenta atrás ha comenzado. Las mariposas de repente dejan de gritar.


22 nov 2012

Y aquí me tienes, abrazando el aire.


La miras, la escuchas, la admiras, te enamoras. Te enamoras, te admira, te escucha y tú la odias. La odias por ser tan tú. Te odias por no saber cómo odiarla. Te odias sin más y odias odiar. Odias estos puntos suspensivos… ¿Qué ocurre si ya no queda ningún punto y final? ¿Y si los gastaste todos? Te mueves flotando en una nube, agarrándote con fuerza, arañando su espalda. Te mueves, y flotas, y ríes, y odias.

Cuentas las buenas noches que le das, los bostezos que se transforman en suspiros. Despiertas y a veces no está, a veces se ha ido. A veces te besa; a veces te ignora. Ya no sabes si es el café o tu orgullo el que sabe tan amargo, si son dulces los caramelos o sus labios, si sus “te quiero” siguen siendo ácidos, si se sigue peinando así el pelo, si ya no hay inviernos largos. Si a él le besa igual.

La miras, la escuchas, la admiras, te enamoras aún más. La muerdes, la insultas, la coges, la besas, la necesitas. Es tuya. Es tuya y de nadie más, te dices. Es tuya y no te la van a volver a quitar. Se va. La echas de menos, la echas de más, la echas en falta y te hace falta. Te faltan sus buenas noches, sus “déjame en paz”, su mal humor por la mañana, sus gritos en la cama, su sonrisa cuando te enfadas, su puta manía de quererte.

Y si todo esto no ha servido para nada, si la herida no cicatriza, si los sueños se quedan en pesadillas y sus piernas en ojalás; entonces seguirás siendo tú: con tu nada, con tu herida, tus pesadillas y tus ojalás. Con tus ojeras y una copa en la mano, esquivando las estrellas, abrazando el aire.

Y aquí me tienes, abrazando el aire.



11 nov 2012

¿Sabes contar? Pues cuenta conmigo.

Una noche, dos cuerpos, tres dudas. Cuatro los segundos que tardé en tragarme el orgullo, cinco los sentidos con los que te disfruté. De tu fruto prohibido probé ya en seis ocasiones, seis ocasos dentro de ti. Siete las maravillas del mundo que tratan de igualarte, ocho las horas que no duermo y te sueño. Dueño de tu corazón me creí ya nueve veces, diez me equivoqué. Once noches dejé de contar ovejas para contar los doce lunares de tu espalda. Hoy es martes y yo sigo en mis trece, empeñado en vivir en un eterno catorce de febrero. Qué iluso, qué inocente, qué tonto. Qué enamorado. Lo confesé en las quince llamadas que no te hice anoche. Dieciséis añitos fuera. Fuera de tu alcance. De vivir. ¿Recuerdas cuando teníamos diecisiete años y planeábamos todo lo que haríamos con dieciocho? Qué ilusos, qué inocentes, qué tontos. Qué enamorados. Yo besaba tu carne cruda mientras tú gritabas en silencio las diecinueve veces que me engañaste. Sé que intentaste quererme, pero el amor no se intenta. Fue al fin con veinte cuando te diste cuenta de que yo no era para ti. Yo por mi parte comprendí que no era sin ti.
365 son los días que te recuerdo, 523 las horas que te he llorado. 809 me he reído de mí mismo, de mis 970 defectos no corregidos, de las 978 promesas que me hice y no cumplí, de las 982 madrugadas con ojeras, pelos de punta y hiel en la memoria, de los mil pedazos de corazón que se me ha olvidado recoger.



31 oct 2012

Horas de mariposas.

Horas de insomnio, noches en vela para velar tus noches. Horas de mirar cómo duermes, de abrazarte en tus pesadillas. Horas en el paraíso. El paraíso en tierra. El paraíso de tu piel. Horas.

¿Quién iba a imaginar que volverían las mariposas? ¿Quién iba a pensar que volverían en invierno? Las mariposas han acampado en mi estómago, atando nudos en mi garganta, acariciando las cicatrices de mi corazón. Ligeras como tus pestañas, como los besos en el cuello. Escalofríos de placer. Las mariposas dicen que te quiera, que te estreche entre mis brazos, que te muerda, que me ría cuando te quejes, que sonría cuando te recuerde, que te ame. Las mariposas dicen que tú también me quieres, que tu sonrisa es sincera, que te muerdes la lengua y las ganas de besarme. Ojalá las mariposas tengan razón, razón que yo ya he perdido.


[...]Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico, qué gozada, era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd ,éxtasis... Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas... Mejor que la nocilla y los batidos de plátano... Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenio... Mejor que los andares de Emma Pill, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford... Mejor que la cara B de Abbey Road, los solos de Hendrix. Mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que Woodstock y sus fiestas mas orgásmicas...mejor que los excesos del Marqués de Sade, Rimbaud, Morrison y Castaneda... Mejor que la libertad... Mejor que la vida.[...]

13 oct 2012

Dime cariño o dámelo.

Cariño, ¿no ves que Soledad nunca está sola? Soledad está siempre conmigo.

Cuento mis defectos como estrellas en la noche, busco los tuyos como quien busca una estrella fugaz. ¿Qué par de estrellas verdes me robaron el orgullo?

Cariño, no sabes cuánto me dueles.

Sé que en lo más profundo de mi ser te odio con fuerza infinita, pero mi ser es un pozo sin fondo. Y me escuecen los sentimientos, y recoger los pedazos de mi corazón roto se ha convertido en rutina, y mi almohada está empapada, y mi felicidad se oxida.

Cariño, entonces tú sonríes mientras te colocas el pelo detrás de la oreja, y toda la evolución, la selección natural, el siglo XXI, las dictaduras, el comunismo, el anarquismo, el canibalismo, el abismo, la religión católica, islámica y budista, Aristóteles, Nihil, la gravitación universal, Newton, la relatividad, Einstein, la música, la pasión, el rock, los ochenta, la Elíada y la Odisea, el Código da Vinci, la pintura, Picasso, las noches lluviosas viendo películas, los cinco sentidos y las siete maravillas del mundo dejan de tener sentido y valor junto a ti.

Cariño, estás preciosa hoy.



30 sept 2012

Úsame.

Un minuto contigo es caminar descalza sobre cristales, contar los "te quiero" que no me dices, olvidar las llamadas que no me haces. Y es tan placentero este dolor. Quiero que me utilices, que moldees este corazón en bruto. Trátalo a tu gusto, rómpelo, él jamás dejará de latir. Úsame y tírame como una muñeca de trapo. Abrázame y empújame. Sonríeme y grítame. Quiéreme si me odias y ódiame si quieres, pero lo que nunca harás será olvidarme. Me apuñalas con tu indiferencia mal finjida, con tus idas y venidas, y yo sigo besándote con mi estupidez suicida, con mis siete vidas ya gastadas. Por qué sigo sonriendo es un misterio. Me encanta que me roces los sentimientos con tus "ya te llamaré", querido Watson. Elemental, como mi odio. Odio ver llover por la ventana, pero odio aún más ver llover por las tuyas. Y no se abrió ninguna cuando me cerraste la puerta. Y si llueve, pues te mojas y punto. Y puntos suspensivos que ya suman más de tres. Y tres veces te maldije anoche en sueños, pues no me atreví a la cara. Y este es otro sueño medio cumplido, mitad feliz, mitad suspiro. Y tú no eres mi otra mitad. Pero hoy puedes jugar con mi corazón.


24 sept 2012

Divagar.

Mis pies ya no son míos. Ya no obedecen mis órdenes, sino que avanzan con  determinación hacia donde yo no quiero ir, allí donde les guían los recuerdos, recuerdos de tiempos mejores. Se mueven con vida propia, la buscan a ella. Y yo solo busco respuestas que nunca llegarán, pues ni siquiera sé muy bien cuál es la pregunta. ¿Me quiere? Una alfombra de hojas secas color chocolate me recuerda a su ropa de otoño; aquella que tantas veces le arranqué. ¿La quiero? Subo la mirada al cielo, como si allí estuviese escrita la respuesta, como si allí se escondiese la pregunta. Como si allí estuviese ella. Mira las estrellas, mira cómo intentan imitar el brillo de su sonrisa cada vez que le decía "te quiero". Mira cómo se parecen al brillo de sus ojos cuando hacíamos el amor. ¿Brillan sus ojos hoy por él? El parque está oscuro y sombrío a estas horas, me alivia que así sea, pues odio tener que ver la inscripción que hicimos en aquel árbol cada vez que paseo por él. Para siempre. ¿Para siempre? Nunca imaginé que para siempre durase tan poco. Qué estúpido es el tiempo y qué estúpidos nosotros. Estúpido otoño, estúpida su ropa por los suelos, estúpido el brillo de sus ojos, estúpido mi corazón que decidió amarla. Estúpidas ilusiones que se marchitaron con un estúpido adiós. Y hoy la echo tan estúpidamente de menos. Pero, ¿acaso se puede echar de menos algo que nunca fue tuyo?

31 jul 2012

¿Buenos días?

Se despierta pero no quiere abrir los ojos. ¿Quién te ha borrado la sonrisa? Acurrucada, pequeña, abraza a su soledad. ¿Quién te ha robado la pasión? Fuera los pájaros cantan, anuncian un día hermoso. ¿Quién ha hecho que empapes tu almohada en lágrimas? En la mesilla un sobre abierto. ¿Quién ha pintado esas ojeras en tu cara? Fuera los pájaros siguen mintiendo. ¿Quién ha apagado la luz de tus ojos? Las cenizas de una carta en la chimenea le recuerdan que no ha sido una pesadilla, un pinchazo en el pecho le recuerda que sigue con vida.  ¿Quién es el motivo por el que hoy suspiras? Todo lo demás le recuerda a él. ¿Quién es el motivo por el que hoy lloras?


Quisiera levantarse y reírse del miedo. Caminar, respirar, bailar. Olvidarse del dolor, del color de sus ojos, del olor de la primavera, del sudor en la cama, del sabor del orgullo tragado, del calor del fuego quemando la carta. Ella que no creía en las despedidas.

30 jul 2012

¿Querido diario?

Noche 1.

Ayer me despedí del azul del mar, para volver al azul de las paredes de mi dormitorio, del gris de las rocas que se alzan junto al muelle para reencontrarme con el gris de Madrid.  Me he despedido del sonido de las olas rugiendo con furia, para recordar el sonido de tu voz. Ayer dije adiós a las noches estrelladas de la costa, para volver a las noches en vela de la ciudad. Noches como ésta.

Noche 2.

Segundo día tras regresar a casa y nada ha cambiado, no me he curado. Acostumbrada a ponerme parches, coser heridas y disimular el dolor, no entiendo por qué ahora no puedo controlar mis ganas de ti. Mierda, no tienes ni idea de lo que me ha costado recoger todos los pedazos de mi orgullo roto y volver a unirlos a base de almohadas mojadas y noches en vela. Noches como ésta.

Noche 5.

Cuento los suspiros por minuto. Demasiados. Mala señal. Recuerdo cuando no confiaba en nadie que no tuviese la misma huella dactilar que yo. Cómo han cambiado las cosas…ahora no me fío de mí y sin embargo me tiraría por un puente si tú me dices que es seguro.  Tonta, tonta, tonta. Yo que era tan fuerte y me siento tan patéticamente débil en noches como ésta.

Noche 8.

Hoy te he visto. Ibas a por tabaco, y llevabas puesta la camiseta que te regalé. ¿Y ahora qué? Llevo horas tirada en la cama recordando tu sonrisa en mi mente una y otra vez, con los pelos de punta y veinte nudos en el estómago. Me estoy acostumbrando al insomnio de noches como ésta.

Noche 13.

Te echo de menos, y me odio por ello. Ya no me quedan orgullo ni dignidad que me protejan de posibles daños. Allí arriba la luna brilla majestuosa a pesar de estar sola. La admiro. Antes ella y yo éramos iguales: frías, solitarias, orgullosas. Ahora la luna se ríe de mí, y yo me río de mis ganas de abrazarte en noches como ésta.

Día 1.

Anoche decidí dejar  de contar noches sin ti y empecé a contar contigo. Una llamada de un minuto puede arreglar mil horas de insomnio. Para qué engañarse, no hay nada mejor que saludarte con un te quiero.
Hoy me río de la luna por estar tan sola, y quisiera que el sol no dejase de brillar nunca.
Tengo ganas de volver a dormir como ayer, abrazados, pero sobre todo tengo miedo de volver a vivir noches como aquéllas.


20 may 2012

Cuando yo quiera.

Cuando la oscuridad es tan solo gris y la luz no es tan brillante como imaginaba. Cuando las canciones me susurran tu nombre, y pronunciar tu nombre duele más que aquella puñalada. Cuando los niños juegan en la calle bajo el sol. Cuando sus rayos entran en mis poros y me acarician con suavidad, recordándome tu piel. Cuando tu piel duele más que pronunciar tu nombre. Cuando los niños continúan jugando hasta que el sol se va, y sin sol siguen brillando las perlas que decoran sus pequeñas bocas. Y esas medias lunas y lunas llenas hechas de felicidad hacen que vuelva a imaginar tu sonrisa. Cuando imaginar tu sonrisa duele más que recordar tu piel. Cuando uno tropieza y cae. Cuando su madre con un simple beso hace que el pequeño olvide el dolor. Cuando ver ese ósculo hace que sienta el último que te di. Cuando sentir tu beso duele más que imaginar tu sonrisa. Cuando ha caído la noche, sin hacerse daño, bañándome de frío. Cuando esta piel de gallina se asemeja a la que se me puso cuando dijiste “te quiero”. Cuando este “te quiero” duele más que imaginar tu sonrisa. Cuando aquella puñalada duele más que este “te quiero”.

Cuando la oscuridad vuelva a ser terroríficamente negra y la luz demasiado brillante como para tener que apartar la vista, será entonces cuando tu nombre, tu piel, tu sonrisa, tus besos, tus “te quiero” y tu puñalada dejen de doler. Cuando vuelva a sentir tristeza y alegría en toda su magnitud, cuando se disuelva este estado de somnolencia. Sí, será entonces cuando vuelva a ser yo y no dependa de nada. De nadie.

¿Cuándo?

27 abr 2012

De flecha en flecha, y le escribo a tu boca.

«Es sorprendente cómo la persona que te hacía más fuerte pasa a ser tu mayor debilidad. Cómo un día te acuestas vacío y te levantas enamorado. Me pregunto quién decide cuándo has de darte cuenta, cuándo entran las mariposas en tu estómago, cuándo atan nudos él. Quién decide cuándo, porque siempre escoge el peor momento, y la peor persona.
Hoy maldigo a Cupido y a su flecha que hiere, que abrasa y que hiela. Maldigo mis ganas de verte, de hablarte y de besarte. Hoy le pido perdón a mi orgullo y le ruego que borre esta estúpida sonrisa de mi cara. Hoy le pido y lloro lágrimas invisibles. Llorar por dentro duele más. Intento reformatear los recuerdos, dejar de pensar en ti. Luchar por dentro escuece. Hoy maldigo a Cupido y me maldigo a mí, por no haber visto antes la flecha que hiere, que abrasa y que hiela; por no haberla esquivado.
No odio el amor, odio el dolor. Y hoy me duele hasta la sonrisa. Me duele desde que me he despertado con una nueva debilidad que estrenar. Incapaz de levantarme de la cama, con el pecho sangrante y una mueca de fastidio, sueño con no volver a soñar contigo. Porque hoy he abierto los ojos y ahí estaba la maldita flecha, clavada con furia, con pasión, con malicia. Pero lo que más me ha dolido ha sido ver escrito en ella tu nombre».

22 mar 2012

Hace frío y te echo de menos.

Solo te echa de menos cuando tiene frío. Cuando las botellas de cerveza flotan en la bañera, vacías, y no queda dinero que desperdiciar. Los lunes, demacrada, sucia, sobre la cama deshecha y el despertador que no deja de sonar. Entonces se acuerda de ti. Cuando no tiene fuego pero sí mono, cuando se olvidó de tu cumpleaños. Esos días de resaca y arcadas, de ganas de huir, de arrepentimiento. Esos días te llama. Y tú, estúpido, coges el teléfono. Y tú, aún más estúpido, le dices que la quieres.
Quién sabe si es amor o es pena. La añoranza del pasado o la esperanza de que vuelva. Quién sabe qué es aquello que te lleva a continuar. Las peores pesadillas son aquellas de las que no puedes despertar, porque jamás estuviste dormido. Y este dolor es tan real, tan real. Esta pesadilla se llama Ella, y Ella ya no está. Cada vez que buscas su mirada en el espejo no encuentras los ojos  que parecían llorar felicidad, que ellos solos decían te quiero. Solo encuentras su reflejo cadavérico, su mirada inexpresiva, su pelo sucio y sus marcas en la muñeca. Y sientes ganas de romper el espejo y salir corriendo. Pero tú, estúpido, sonríes. Y tú, aún más estúpido, le dices que la quieres.
Entonces solo te queda esperar a que falte el dinero y la droga, a que sea lunes y se sienta sola, a que tenga mono pero no fuego, a que se olvide de tu cumpleaños. Si buscas una respuesta, solo tienes que esperar a que llegue el otoño, porque ella solo te echa de menos cuando tiene frío.

25 feb 2012

We swim.

Nadaba impotente en un mar de dudas. Olas de preguntas trataban de ahogarla, y era inútil luchar contra ellas. El tiempo apremiaba, pero no quería responder, no quería decidir; solo quería bucear hacia las profundidades, allí donde la falta de oxígeno le impidiese pensar...Hacía tiempo que no consultaba nada con la almohada, porque ésta solo le susurraba pesadillas. Maldita la hora en que su corazón comenzó a desobedecer.

Su sonrisa se había consumido con el último cigarrillo, pero ni el vendaval más fuerte era capaz de volar las cenizas del pasado. Un escalofrío acabariciaba su espalda con cada recuerdo, y cada recuerdo era una ola más atacandosu diminuta y exasperantemente débil embarcación. Ella antes no era así; ella era fuerte, fría, calculadora, magestuosa, con una capacidad de decisión increbrable. Pero hoy sentía cercano el naufragio, y si éste ocurría, hasta las oscuras pesadillas reveladas por su almohada parecerían los más dulces sueños comparados con la realidad. Maldita la hora en que su corazón comenzó a desobedecer.

23 ene 2012

No regrets.

Contaminándose, envenenándose a mordiscos, dos almas se entrelazan y se confunden con el vapor. Entre deseos y temores enfrentados, la victoria se la llevó el estúpido corazón. Y entre dudas caminaron vacilantes, retando a la razón, apuñalándola. Una masacre.

Como buen riesgo que era, no se olvidó de traer consigo las consecuencias. Pasaron de acariciar sus sentimientos a estrangularlos. A soñar con respuestas, a odiar las preguntas. A caminar a tientas entre puntos suspensivos, en busca de un punto y final que parecía no llegar nunca. Es lo que ocurre cuando te balanceas sobre la fina línea entre la lógica y la pasión, entre lo conveniente y lo excitante; sabiendo que en algún momento perderás el equilibrio. Quien juega con fuego, es porque desea quemarse. Desea sentir algo, aunque sea dolor.

¿Pero quién era Precaución para detenerles? ¿Quién coño era ella para establecer los límites? Precaución fue ignorada como tantas otras veces, y hoy ambos tratan de averiguar cómo curar la herida sin que quede cicatriz. Ellos saben que el pasado nunca será presente, y que el futuro no llevará escrito su nombre. Pero, admirablemente, o estúpidamente, ninguno de los dos se arrepintió jamás. 

13 ene 2012

Ser o no ser, esa es la perdición.

Soy el mar. Soy la tentación. Soy el llanto de un recién nacido. Soy el silencio que asesinas con cada grito. Soy el escondite de la luna las noches que no la encuentras en el cielo. Soy misterio. Soy una lágrima gris en el cementerio. El tiempo perdido, el norte perdido, los besos que no se dan. La oportunidad perdida, la esperanza perdida, los amigos que se van. Soy el pajar que encierra la aguja. Soy caos. Soy el suspiro que se te escapa al dejar entrar los recuerdos y volar la imaginación. Soy lujuria. Un cigarrillo mal apagado, un secreto nunca guardado. Soy miedo. El anillo que se pone un enamorado, el que se quita al probar el adulterio. Soy una conciencia ardiente. Soy mentira. Soy una cama desecha. Soy pasión. Una puñalada por la espalda, una grieta en el corazón. Soy una pregunta sin respuesta, soy un cuento sin final. Soy quien tiene los bolsillos vacíos y el corazón lleno. Soy original. La media naranja que se convirtió en mandarina, el príncipe que se convirtió en rana. Soy un pero. Un sueño que se queda en intento, y un intento fallido que quería ser sueño. Soy dueño de nada y de mí mismo. Soy un preso inocente. Soy la inocencia perdida. La droga que te consume, un devorador de vida. Soy tu adicción, tu vicio y tu destrucción. Soy un adiós. La aguja de un reloj que desobedece tus órdenes, la distancia que separa personas y no lugares. El viento que te abofetea, la realidad que mata. Soy la perfección del defecto que en efecto tengo. El amor y su efecto. Soy músico, escritor, estudiante y maestro. Nada modesto. Un don nadie que no quiso vivir en el montón. Soy un punto y final. Soy tantas cosas que ya no sé ni lo que soy, que solo sé lo que quiero ser, y lo que no soy que quizá un día seré. Soy yo; y soy exactamente igual que tú.