Noche 1.
Ayer me despedí del
azul del mar, para volver al azul de las paredes de mi dormitorio, del gris de
las rocas que se alzan junto al muelle para reencontrarme con el gris de Madrid.
Me he despedido del sonido de las olas rugiendo
con furia, para recordar el sonido de tu voz. Ayer dije adiós a las noches
estrelladas de la costa, para volver a las noches en vela de la ciudad. Noches
como ésta.
Noche 2.
Segundo día tras regresar a casa y nada ha cambiado, no me
he curado. Acostumbrada a ponerme parches, coser heridas y disimular el dolor,
no entiendo por qué ahora no puedo controlar mis ganas de ti. Mierda, no tienes
ni idea de lo que me ha costado recoger todos los pedazos de mi orgullo roto y
volver a unirlos a base de almohadas mojadas y noches en vela. Noches como
ésta.
Noche 5.
Cuento los suspiros por minuto. Demasiados. Mala señal.
Recuerdo cuando no confiaba en nadie que no tuviese la misma huella dactilar
que yo. Cómo han cambiado las cosas…ahora no me fío de mí y sin embargo me
tiraría por un puente si tú me dices que es seguro. Tonta, tonta, tonta. Yo que era tan fuerte y
me siento tan patéticamente débil en noches como ésta.
Noche 8.
Hoy te he visto. Ibas a por tabaco, y llevabas puesta la
camiseta que te regalé. ¿Y ahora qué? Llevo horas tirada en la cama recordando tu
sonrisa en mi mente una y otra vez, con los pelos de punta y veinte nudos en el
estómago. Me estoy acostumbrando al insomnio de noches como ésta.
Noche 13.
Te echo de menos, y me odio por ello. Ya no me quedan
orgullo ni dignidad que me protejan de posibles daños. Allí arriba la luna
brilla majestuosa a pesar de estar sola. La admiro. Antes ella y yo éramos
iguales: frías, solitarias, orgullosas. Ahora la luna se ríe de mí, y yo me río
de mis ganas de abrazarte en noches como ésta.
Día 1.
Anoche decidí dejar de contar noches sin ti y empecé a contar contigo. Una llamada de un minuto puede arreglar mil horas de insomnio. Para qué engañarse, no hay nada mejor que saludarte con un te quiero.
Hoy me río de la luna por estar tan sola, y quisiera que el
sol no dejase de brillar nunca.
Tengo ganas de volver a dormir como ayer, abrazados, pero
sobre todo tengo miedo de volver a vivir noches como aquéllas.