31 jul 2012

¿Buenos días?

Se despierta pero no quiere abrir los ojos. ¿Quién te ha borrado la sonrisa? Acurrucada, pequeña, abraza a su soledad. ¿Quién te ha robado la pasión? Fuera los pájaros cantan, anuncian un día hermoso. ¿Quién ha hecho que empapes tu almohada en lágrimas? En la mesilla un sobre abierto. ¿Quién ha pintado esas ojeras en tu cara? Fuera los pájaros siguen mintiendo. ¿Quién ha apagado la luz de tus ojos? Las cenizas de una carta en la chimenea le recuerdan que no ha sido una pesadilla, un pinchazo en el pecho le recuerda que sigue con vida.  ¿Quién es el motivo por el que hoy suspiras? Todo lo demás le recuerda a él. ¿Quién es el motivo por el que hoy lloras?


Quisiera levantarse y reírse del miedo. Caminar, respirar, bailar. Olvidarse del dolor, del color de sus ojos, del olor de la primavera, del sudor en la cama, del sabor del orgullo tragado, del calor del fuego quemando la carta. Ella que no creía en las despedidas.

30 jul 2012

¿Querido diario?

Noche 1.

Ayer me despedí del azul del mar, para volver al azul de las paredes de mi dormitorio, del gris de las rocas que se alzan junto al muelle para reencontrarme con el gris de Madrid.  Me he despedido del sonido de las olas rugiendo con furia, para recordar el sonido de tu voz. Ayer dije adiós a las noches estrelladas de la costa, para volver a las noches en vela de la ciudad. Noches como ésta.

Noche 2.

Segundo día tras regresar a casa y nada ha cambiado, no me he curado. Acostumbrada a ponerme parches, coser heridas y disimular el dolor, no entiendo por qué ahora no puedo controlar mis ganas de ti. Mierda, no tienes ni idea de lo que me ha costado recoger todos los pedazos de mi orgullo roto y volver a unirlos a base de almohadas mojadas y noches en vela. Noches como ésta.

Noche 5.

Cuento los suspiros por minuto. Demasiados. Mala señal. Recuerdo cuando no confiaba en nadie que no tuviese la misma huella dactilar que yo. Cómo han cambiado las cosas…ahora no me fío de mí y sin embargo me tiraría por un puente si tú me dices que es seguro.  Tonta, tonta, tonta. Yo que era tan fuerte y me siento tan patéticamente débil en noches como ésta.

Noche 8.

Hoy te he visto. Ibas a por tabaco, y llevabas puesta la camiseta que te regalé. ¿Y ahora qué? Llevo horas tirada en la cama recordando tu sonrisa en mi mente una y otra vez, con los pelos de punta y veinte nudos en el estómago. Me estoy acostumbrando al insomnio de noches como ésta.

Noche 13.

Te echo de menos, y me odio por ello. Ya no me quedan orgullo ni dignidad que me protejan de posibles daños. Allí arriba la luna brilla majestuosa a pesar de estar sola. La admiro. Antes ella y yo éramos iguales: frías, solitarias, orgullosas. Ahora la luna se ríe de mí, y yo me río de mis ganas de abrazarte en noches como ésta.

Día 1.

Anoche decidí dejar  de contar noches sin ti y empecé a contar contigo. Una llamada de un minuto puede arreglar mil horas de insomnio. Para qué engañarse, no hay nada mejor que saludarte con un te quiero.
Hoy me río de la luna por estar tan sola, y quisiera que el sol no dejase de brillar nunca.
Tengo ganas de volver a dormir como ayer, abrazados, pero sobre todo tengo miedo de volver a vivir noches como aquéllas.