11 nov 2012

¿Sabes contar? Pues cuenta conmigo.

Una noche, dos cuerpos, tres dudas. Cuatro los segundos que tardé en tragarme el orgullo, cinco los sentidos con los que te disfruté. De tu fruto prohibido probé ya en seis ocasiones, seis ocasos dentro de ti. Siete las maravillas del mundo que tratan de igualarte, ocho las horas que no duermo y te sueño. Dueño de tu corazón me creí ya nueve veces, diez me equivoqué. Once noches dejé de contar ovejas para contar los doce lunares de tu espalda. Hoy es martes y yo sigo en mis trece, empeñado en vivir en un eterno catorce de febrero. Qué iluso, qué inocente, qué tonto. Qué enamorado. Lo confesé en las quince llamadas que no te hice anoche. Dieciséis añitos fuera. Fuera de tu alcance. De vivir. ¿Recuerdas cuando teníamos diecisiete años y planeábamos todo lo que haríamos con dieciocho? Qué ilusos, qué inocentes, qué tontos. Qué enamorados. Yo besaba tu carne cruda mientras tú gritabas en silencio las diecinueve veces que me engañaste. Sé que intentaste quererme, pero el amor no se intenta. Fue al fin con veinte cuando te diste cuenta de que yo no era para ti. Yo por mi parte comprendí que no era sin ti.
365 son los días que te recuerdo, 523 las horas que te he llorado. 809 me he reído de mí mismo, de mis 970 defectos no corregidos, de las 978 promesas que me hice y no cumplí, de las 982 madrugadas con ojeras, pelos de punta y hiel en la memoria, de los mil pedazos de corazón que se me ha olvidado recoger.



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