22 abr 2013

Interrogación.

Rezamos a quién, pedimos deseos por qué.
Nos rendimos ante quién, pedimos clemencia y qué.
Lloramos por quién, pedimos perdón para qué.
A quién le escribo.

Nadie sabe nada y todos creen saberlo todo. Pero nadie es nada. Nadie es quién. Y a Quién le escribo.


20 abr 2013

Ciégame.

Acostumbrada a vivir en blanco y negro, me escondo entre mi flequillo mal cortado; pero me he pintado los labios color carmín.

Acostumbrada a caer antes de haber tirado siquiera la toalla, me cubro con sábanas de inseguridades; pero he quemado el colchón, la habitación, y las inseguridades.

Recuerdos que se amontonan dentro del vaso de tequila. En fila india, como presos que sueñan con la luz del sol; y cuando al fin sienten la brisa del exterior en cada poro de su piel de gallina, cuando al fin saborean la libertad en sus bocas que solo hablan de carcajadas, en sus papilas que palpitan y se dilatan excitadas sobre sus lenguas, en los pelos de punta que intentan arañar las nubes, en sus pulmones respirando adrenalina, expulsando éxtasis; entonces no pueden verla, porque les ciega.

Y hoy respiro adrenalina cuando intercambiamos nuestros alientos,
expulsando éxtasis,
más éxtasis,
más.
Pero me ciegas.

Ya no consulto nada con la almohada, últimamente no nos va bien. Nos peleamos y la muerdo, la araño y la acuchillo. Pero ella siempre gana.

Suerte que es verano y de noche no hace frío. Suerte que ya no necesito mis sábanas de inseguridades,
aunque me ciegues.

Y bebemos los recuerdos amontonados en los vasos de tequila; bebemos, nos emborrachamos, saltamos, bailamos, amamos un poco;
pero solo un poco.

Bebemos éxtasis, nos emborrachamos de frenesí. Saltamos sobre la adrenalina, bailamos en mis labios rojo carmesí. Un poco más, éxtasis, libertad, éxtasis, adrenalina, bailamos, libertad, éxtasis, más.
Y olvidamos que nos ciegan.

Bebemos para olvidarnos aunque nos tengamos delante, olvidamos que bebemos y olvidamos que nos estamos olvidando.
Pero tú sigues delante y la herida sigue sangrando.
Corre.
No puedo.
(No sé)
(No quiero)
Y el puñal en tu mano me grita que te odie, pero me he pintado los labios color carmín, a juego con la herida, con la seda entre tus manos.
Ciégame.



13 abr 2013

¿Cara, cruz o canto?

Tiramos la moneda al aire y que el aire decida nuestra suerte. Cara olvidarme de ti, cruz olvidarme de olvidarte. La moneda gira dramática como un tiovivo lleno de niños inocentes, futuros pecadores, apuñaladores, asesinos, lanzadores de monedas. Y que la suerte decida nuestro aire.
Promesas
Promesas que se acumulan como deudas, que se alimentan de ilusión y rompen nuestros esquemas a base de patadas en la boca y puñetazos de realidad. Y corre la sangre y no nos importa, y se abren heridas y nos da igual. Buscamos promesas que no se cumplen, encontramos promesas que no hacer. Queremos sentir otra vez el dolor y el amargo sabor de la sangre en nuestros labios. Y corren las promesas y no nos importa, y se abren puertas y nos da igual. Tiramos la moneda al aire y tiramos todo por
por
por su piel galopan escalofríos y recuerdos de cosas que aún no han ocurrido. Pero parecen tan reales. Mierda. Parecen tan reales que es imposible que lo sean. Por monedas como ésta peores guerras hubo en el pasado; cuando ardió Troya y ardió el colchón. Por su piel galopan mis manos y el colchón en llamas parece tan real. Mierda. Parece tan real que es imposible que lo sea. Tendré que morderme las ganas y cumplir.
cumplir
cumplir los Diez Mandamientos se me hace imposible cuando me miras así. Pecados con nombre y apellidos, llamadas al diablo cuando te acercas. Cuando te acercas el angelito sobre mi hombro derecho agoniza. Cumplir qué reglas. Romper cuántas más. Mandarlo todo al diablo, que se frota las manos cuando cumplir es imposible si me miras así. Cumplir qué reglas. Se frota las manos. Romper cuántas más. Me estás mirando así.


5 abr 2013

El brindis.

Alzo la copa vacía por el pasado.

Por las dos trenzas medio deshechas de tanto bailar, por las hadas, los duendes, los príncipes azules; por la sangre en las rodillas, las manos sucias. Por la Navidad, la ilusión, los caramelos, los tazos, los saltos infinitos enmarcados por dos cuerdas gastadas de tantas tardes jugando en el parque; el balón abollado, las porterías improvisadas con zapatillas de la talla 34. Por el pilla-pilla entre innumerables amigos, las carreras, las caídas, las lágrimas de cocodrilo.

Brindo por la línea curva de la sonrisa que une los dos puntos de tus hoyuelos, por el brillo de aún no sé mentir en los ojos, por la calma de aún no me han mentido en la cara. Por las arcadas al pensar en los chicos, por taparse los ojos cuando veías a papá y a mamá besándose, por contar estrellas sin cansarse, por soñar con un verano en Nunca Jamás.

Alzo la copa llena por el presente.
Por las dos trenzas medio deshechas de tanto bailar sobre ti, por las faldas, los errores, los príncipes verdes, por la sangre entre las piernas, las conciencias sucias.  Por la Navidad, el desencanto, los caramelos peligrosos, los "yo controlo", las infinitas lagunas en la memoria enmarcadas por excesos mal justificados, el miedo ahogado, los besos improvisados con chicos que no dan la talla. Por el pilla-pilla entre camellos, las carreras en las medias, las caídas, las lágrimas de lagarta.
Brindo por la media luna tatuada en tu rostro, por la alegre risa que brota de ella cuando él está cerca. Por las arcadas de noches descontroladas, por subir el volumen de la música cuando oyes a papá y a mamá gritándose, por olvidarse de las estrellas, por esa lista de "nunca jamás".

Le lanzo la copa llena a los ojos del futuro, para que sea más incierto todavía, para que se vea aún más borroso, para reírme de él y de su estúpido miedo, para que el alcohol que me salpique me cure las heridas sin dejar cicatrices.
Alzo la copa por mí, por las trenzas que ya no me hago, por mí, por la inocencia que he perdido, por mí, por el valor que he encontrado, por ti.
Brindo por las ranas, por la sonrisa que aún no se ha extinguido, por las interrogaciones que acechan entre puntos suspensivos, preparadas para sembrar la duda y el caos. Bendito caos. Por las noches comiendo techo, por las noches durmiendo sobre tu pecho, por el "a lo hecho, pecho", por el estrecho camino entre el beso y el despecho. Por la gente que vendrá, por los que se han ido y se irán. Por apagar la música y abrazar a mamá cuando la melancolía de un recuerdo fugitivo de papá le asalta. Brindo por buscar las estrellas de los ojos que olvidamos para volver a contarlas, por las conciencias que se limpian tachando de la lista los "nunca jamás" que no nos atrevimos a repetir, creando Nunca Jamás en tu cama. Centrándose en usar cada segundo que pase y exprimirlo en carcajadas y cortes de manga a los complejos. Alzo la copa por el soplo de aire que enreda tu perfume con el mío, por los suspiros que se escapan entre tus manos, por soñar que me cuelo en  tus sueños; por soñar que no es un sueño.

Brindo con la copa del sujetador tirado en el suelo de tu habitación, con la copa del árbol que acaricia tu ventana con sus ramas, con la copa en la carta de la baraja, con la cara de póquer de un eterno brindis. Y cuando borracha recuerde mi vida enterrada ahí abajo, quizás arriba, brindaré por vosotros, para que sepáis alzar la copa y la cabeza aunque las lágrimas tiren de ella hacia abajo.