7 dic 2014

Secretos

Se despierta con el corazón en un puñal,
en el mismo sitio en el que se juraron eternidad
si la eternidad es efímera,
como los besos que se daban;
quemaban.
                     Quemaban tanto que escocía lamer las heridas,
             lamer sus labios
y las falsas promesas de un futuro incierto.
Un futuro exactamente igual que el pasado.

Pero cómo iba a imaginarse que los sueños que la mantenían a flote
serían la causa de su naufragio.

Colecciona despedidas a medias y espinas que hierven,
y le hierve la sangre cada vez que escucha esa maldita canción.
Colecciona recuerdos en botellas de whisky barato,
batallas perdidas que jamás se lucharon.
Qué juglar se atreve a cantar una historia que jamás sucedió.

Y cómo va a bailar sin música,
sin unas manos que le tarareen recuerdos de un tiempo mejor,
cuando rozaba las estrellas que no se ven en Madrid.

Cómo coño va a bailar sin alma.

23 may 2014

Alto.

¿Sabes ese calor que congela?
Ese calor suyo que me helaba la sangre,
y echaba el aliento en mis manos para templarlas,
y yo le odiaba un poquito más fuerte.
Teníamos tantas cosas que jamás tuvimos nada;
buceábamos incesantemente en un mar de du(elos)das,
sacando la cabeza para coger aire y toser el ego no tragado.
Lagunas en la memoria y lagunas en los ojos,
pero las penas no se ahogaron en ellas.
Amaba su indiferencia tanto que llegué a odiarla;
como a él,
como a mí,
como a nosotros.
Como a todos los putos pronombres y a todos sus portazos
en el alma putrefacta y arañada por el Miedo,
que el alcohol no pudo desinfectar;
y las penas no se ahogaron en él.
Y qué putada eso de caerse y levantarse,
y caerse y levantarse,
con lo bonito que era volar.
Cuánto sonreíamos hasta que se iba el humo,
arrastrándote a ti con él.
Cuánto sonreía hasta que te ibas,
pero jamás pude arrastrarme.

Cuánto sonreí cuando empezaron a crecer mis alas
en el momento en que te fuiste,
arrastrando una lágrima contigo,
que espero que no regrese y se tatúe en el pasado.
Como esa foto de pequeño en la que salías tan mal,
pero con la que siempre sonreías al mirarla.


Y hoy me arrastro con la cabeza tan alto que vuelo