Nos
levantamos deseando volver a escapar soñando, abrimos los ojos pero los tenemos
vendados. Que no hay peor ciego que aquel que no sabe que lo es. Ni peor adiós
que aquel que nunca fue dicho.
Pero
que se clavó igual.
Hoy
repasamos la vida como quien repasa para un examen, evaluando los años y los
daños, preocupándonos por el futuro. Pero nadie se acuerda nunca del presente.
Nadie se acuerda de los besos a mamá, para recordarle que el mundo no es tan
mierda como dicen en el telediario.
Nadie
se acuerda de quien de verdad se tiene que acordar.
Nos
atamos a la rutina insulsa, sintiéndonos seguros. Nos atamos y olvidamos que de
quien tenemos que protegernos es de nosotros mismos, que las heridas no cicatrizan
si las lamemos con canciones que saben a melancolía, que los auto abrazos nunca
nos harán suspirar como aquellos.
Como
aquellos.
Y
parecía todo tan perfecto que siempre supe que no lo era. Y las cartas
chamuscadas y los portazos ensordecedores
escuecen. Escuecen. Escuecen. Escuecen tanto que ni toda el agua de este río me calma. Escuecen cuando el cauce se desborda y las preguntas me ahogan como antaño.
¿Por
qué?
¿Por qué siento que muero y me siento tan viva?
O es
que muriendo recuerdo que vivo.
O es
que vivimos muriendo.
Por qué es que hoy echo de menos cuando nos echábamos de menos,
si nos echábamos de menos cuando nos echábamos de más.
si nos echábamos de menos cuando nos echábamos de más.
Cuando nos echábamos la culpa y nos
echábamos atrás.
Y atrás dejé hace ya tiempo mi tiempo mal invertido
en etéreos
y eviternos
inexistentes.
Pero no malgastaré el que me queda en recuperar lo que nunca fue mío.
Y atrás dejé hace ya tiempo mi tiempo mal invertido
en etéreos
y eviternos
inexistentes.
Pero no malgastaré el que me queda en recuperar lo que nunca fue mío.
Paseamos
de la mano como si de verdad nunca fuésemos a soltarnos. Y por un momento
parece que no existiesen las puñaladas por la espalda. Por un momento te creo y
me creo que el mundo puede llegar a ser realmente bonito. Pero te parecerá
bonito despedirte sin darme un beso.
Paseamos
como si de verdad fuésemos a alguna parte. Como si el futuro no fuese tan
negro, sino solo un gris demasiado oscuro. Como si de verdad quisiésemos
salvarnos.
Y así
nos va.
Que no
nos va.
Que se
nos van los días;
que nunca
regresan ni lo harán jamás.
Ni
tengo as ni tengo manga porque me arrancaste la ropa.
Y aquí estoy: desnuda,
vulnerable, diminuta; contando estrellas hasta que se apaguen. Leyendo las
palabras de alguien que no tiene nada que decir. Analizando los gestos de un
loco que se tomó en serio esto de vivir. Mirando a los ojos de la nostalgia,
sin poder evitar sentir pena por aquellos que se perdieron las vistas, preocupados
por mirar atrás. Escuchando mis suspiros como si de verdad significasen algo,
si suspirar se convirtió en mi nuevo respirar. Si ya no recuerdo cómo era eso
de saltar al vacío sin hacerse daño. Añadiendo cicatrices a la colección. Y qué
labios las besarán. Y cuáles las abrirán.
Arrancándome
la máscara.
Y qué.
Y qué
si me pudro por dentro.
Que lo
admiren.
Que admiren
mis ruinas como admiramos las de Roma en aquella pequeña moto, soltando
carcajadas sin saber cuánto valían. Con la cámara colgada al cuello e ilusión
en los ojos. Qué ojos. Ojos que ya no admiran. Pero que admiren la rabia
encarnada en este par de ojeras que hoy los visten. Que la admiren y se asusten
de la vejez de esta mirada. Pero joder, tengo la conciencia tan tranquila que
da miedo.
Que da
miedo sonreír por sonreír, ¿a ti no? Que me aterran los besos lanzados que se
quedan en el aire, flotando, sin nadie que los recoja. Que se paralicen las
nubes y el cielo encapotado no sea más que una manta fría. Que sople el viento
llevándose los ósculos allí donde se pierde el tiempo. Me aterra encontrar mi
tiempo perdido porque no sabría qué hacer con él. Supongo que me haría un
sombrero que me proteja de la luz de esos ojos que tanto mienten.
Que me
ciega.
Que me
ciegan.
Que me
ciegas.
Y no
hay peor ciego que aquel que no sabe que lo es.
Como si
de verdad quisiese salvarme.
Como si
de verdad quisiese ver.
Como si
de verdad quisiese algo que no fuese querer.
Esta
noche la paso en vela pensando en aquellas noches que pasé en vela pensando, y
siento que no soy más que una estúpida que no sabe nada del saber. Pero al menos
sé que sé sonreír, aunque no se me dé muy bien esto de la vida.
Y qué
voy a saber yo de la vida si no la termino de entender. Si las personas que nos
salvan son nuestra perdición. Si los labios que hoy me llenan mañana me harán
sentir vacía. Si el odio se tornará en pasión y la distancia en lujuria. Si
Tentación me llama como la luna seduce a los lobos, y acudo como una polilla
atraída por la luz. Una polilla que sabe que va a doler.
Aullando
en silencio canciones que suenan a ti.
Mordiéndome
las ganas de huir.
Pero mi
ego me ha cosido la toalla a la mano, para que no pueda tirarla. Para que
exprima los medios limones y me ponga mis medias naranjas. Para cantar a pleno
pulmón vomitando el humo del último cigarro. Para matar el fuego jugando con el
tiempo. Y olvidar el tiempo. Y olvidar sin más.
1 comentario:
te leo y me enamoro
Publicar un comentario