26 ago 2013

Odiado Diario:


Hoy es otro día más, otro día menos, y nada pasa y ella pasa por mi lado y a mí se me sigue poniendo la piel de gallina y los pelos tan de punta que compiten con los rascacielos de todas las ciudades que soñé que visitaríamos juntos. Pero solo son sueños. Pero solo estamos solos.

Se consumen las horas y se consumen mis cigarros, y yo los fumo con pasión, más liado aún que ellos. Me consumo. Pienso en lo bonito que sería compartirlos con ella, rompernos juntos. Me consumo. Estiro el brazo y ella no está. Me consume. La busco desesperado, rozando el aire a tientas, necesitado de la suavidad aterciopelada de su piel, de la  sangre palpitando con fuerza en mis venas, del sudor en las sábanas, del brillo de unos ojos que griten "socorro", que al parpadear maten las mariposas que se han instalado en mi estómago, mis dudas; como si su mirada tuviese todas las respuestas. Pero mi mano no la alcanza, y la ausencia de su mirada solo teje más preguntas.

Me rompo solo, con  cuidado de no llorar.

Salgo de casa con las manos en los bolsillos y la mente en otra parte a la que ni siquiera yo sé cómo llegar. Y qué hicimos mal. Y qué más da el camino si tenemos miedo de andar. Paso por los coches en cuyos cristales bañados en vaho escribí nuestros nombres en la madrugada, solo para ver cómo quedaban juntos. No debí hacerlo; quedaban tan bien. Hoy sigo bebiendo, fumando, solo. A la espera de un final que sé que no llegará porque nunca hubo un principio, preguntándome cómo quedará la cicatriz de todo esto. Seguro que no tan bien como nuestros nombres.

Me rompo de nuevo, sin poder evitar soltar un grito que desgarra mi alma, dejando a la vista los recuerdos. Solo espero que este porro me sacie el mono de ella, solo espero poder decir que algún día fue mía, porque yo fui su yonki cada puto segundo que no fuimos nada; aunque ella lo fuera todo. Solo espero...y ese es el problema, que solo espero.

Me rompo. Pero soy incapaz de romper su foto.

Ella es y será mi herida favorita.

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